lunes, 26 de junio de 2006

LOS SOLSTICIOS Y NUESTRA AUGUSTA ORDEN

Por el H.: Pedro Santelices

De la Respetables Logia “Pitágoras” No. 479 - Publicado en la Revista Masónica de Chile, Año LII marzo-abril 1975 - Números 1 y 2, páginas 14 y 15. Oriente de Santiago de Chile

En dos épocas del año parece que el sol, nuestro astro rey, en su movimiento aparente, se detuviera por un corto período, cuando se encuentra más cerca o más lejos de los trópicos de Cáncer o Capricornio. Estos acontecimientos que se producen el 21 de diciembre y el 21 de junio; reciben el nombre de solsticio de verano y solsticio de invierno, toda vez que la palabra solsticio significa sol detenido. Durante el 21 de junio el sol está más cerca del trópico de Capricornio y por ende más junto al hemisferio norte, lejos de nuestro hemisferio sur, por ello, para los masones de estas latitudes, se llama solsticio de invierno. A la inversa, cuando el sol y sus rayos están más cercanos al trópico de Cáncer y del hemisferio sur se produce el solsticio de verano para nosotros. Por eso esta noche de 21 de diciembre celebramos el solsticio de verano.

El solsticio de verano se le conoce también como San Juan Evangelista o San Juan de Verano; y el solsticio de invierno como San Juan Bautista o San Juan de Invierno. En este acontecimiento vivimos la noche más corta y el día más largo del año, y mientras que en el hemisferio norte sucede lo contrario.

En su afanosa búsqueda, el hombre primitivo sentía temor por el hermoso astro que asoma sus brazos por oriente y los esconde por occidente y que lo guiaba con su luz vivificante en su larga jornada. Su angustia aumentaba ante lo inexplicable, ante la oscuridad, ante las sombras nocturnas provocadas por el retorno del sol a su ciclo interminable. Es el instante supremo en que el hombre se plantea problemas, y sus meditaciones se unen en misterios profundos.

Aquel astro que acompañaban sus ganados en el día, que le ofrecía benevolente, su luz orientadora, significando para él la expresión más objetiva del bien, se transformaba, en pocas horas después, por su ausencia, en recelo y temor. Entonces amó la luz y temió la oscuridad. La quietud se posesionaba de su espíritu, cuando nacía, y la incertidumbre adormecía sus esperanzas en su desaparecimiento. Su vida se resume en un solo anhelo: el sol.

Su incapacidad para darse explicaciones científicas lo llevó a la formación de mitos y leyendas, al cultivo de ritos primitivos y al culto del sol, cuya vida estaba marginada por fantásticas narraciones. Egipto marca el primer capítulo y lo siguen persas, asirios, mayas, incas, etc. Establecen un paralelismo psico-físico: verdad = luz; error = oscuridad. Se produce una comparación de principios, dando origen a diferentes dualismos: Osiris y Tifón; Ordmudz y Arimán; Brama y Siva.

De todo este conflicto psico-físico, el hombre primitivo distinguió la marcada diferencia entre dos estaciones: Una llena de frío y la otra de calor; fenómenos que hincaron en su espíritu desorientado la observación de la salida y la apuesta del sol, deduciendo que los movimientos cambiaban con frecuencia en un tiempo determinado. De un estudio sobre el sol se extracta lo siguiente: observando en primavera y en la zona templada, el sol se oculta en un punto determinado; luego el ocaso avanza gradualmente hacia el sur; primero de prisa, luego cada vez más lentamente hasta quedar estacionado en un sitio meridional máximo. Retrocede enseguida hacia el norte siguiendo una marcha inversa, es decir muy despacio al principio y con velocidad cada vez mayor al llegar al extremo, para disminuir de nuevo hasta una segunda parada que tiene lugar en invierno. Desde entonces vuelve otra vez al sur y así continua indefinidamente oscilando constantemente con regularidad perfecta.

Considerando los solsticios bajo un aspecto astronómico, debemos expresar que debido a que el eje de la tierra no es perpendicular al plano de la eclíptica, o sea que esto no coincide con el ecuador, sino que forma con él un ángulo de 23º, 27`, se produce numerosas alteraciones: la diferente duración de los días y las noches, las estaciones del año y la división de la superficie del globo terráqueo en cinco zonas climáticas.

Sólo dos veces en el año el plano del ecuador coincide con el plano de la eclíptica y por consiguiente, el círculo de iluminación coincide con cada meridiano. En esta posición los diferentes puntos de la tierra tienen un día de doce horas y una noche de doce horas. Estas fechas se conocen con el nombre de equinoccio.

Tres meses después, los rayos solares forman un ángulo de 23º y 27`con el plano del ecuador y los días y las noches alcanzan su máxima desigualdad. En este caso el círculo de iluminación no pasa por los polos, sino que es tangente a los paralelos de 66º, 33`norte y de 66º, 33`sur. Hay paralelos que no son tan cortados por el circulo de iluminación, y la tierra al girar sobre sí misma tendrá una parte que siempre quedará expuesta al sol y otra que no estará frente a ella; son los solsticios.

El solsticio de verano es San Juan el Evangelista que predica el evangelio del amor fraternal. El solsticio de invierno es San Juan Bautista, que es la esperanza de una vida mejor.

En nuestras prácticas y doctrinas asociamos estos fenómenos naturales y son interpretados bajo tres aspectos: cósmico, místico y simbólico.

Cósmico, porque representa a un fenómeno astronómico; místico, porque traza la realidad de un ideal y simbólico con relación al hombre, porque busca la perfección de su espíritu.

Remontándonos a las Sagradas Escrituras, ubicamos a San Juan como un personaje legendario. Juan el Bautista, es la antorcha de la esperanza y sintetiza en nuestra Orden el nacimiento a una nueva vida. Es propagandista de grandes ideales, es fraterno y virtuoso.

Juan el Evangelista, es la expresión sublime de la madurez psíquica y el espíritu alcanza a su plenitud.

En el ciclo eterno en que se manifiesta un espacio de tiempo, que va de un solsticio a otro, esta representada en forma simbólica la vida del hombre.

El hombre al nacer es individualidad, es materia que se plasma en un campo de perspectivas inciertas. ¿Cómo nace? ¿Dónde irá? ¿Su existencia qué trayectoria humana procurará?

Nace a la vida y comienza para su ser la incesante búsqueda de la verdad, que es luz. Orienta este anhelo Juan El Bautista. Sufre transformaciones bajo presión de la cultura y de los valores y es en Juan El Evangelista donde el hombre cambia de “ser” en “deber ser”.

Es el ciclo evolutivo de los solsticios, que representa los dos más grandes misterios de la metafísica: la vida y la muerte; el ser que nace y muere; es la materia y el espíritu.

Nuestra Augusta Orden, cuyos orígenes se remontan a la noche de los tiempos hace suyo este fenómeno e interpreta en sus talleres al universo con el resplandor grandioso de sus misterios.

La Logia es el mundo visible. El sol está en el templo, donde el Venerable Maestro levanta su mallete orientando las actividades del taller. También está la luna y las estrellas y su base adornada por la fuerza y la belleza, que la representa el primer y el segundo vigilante. Sus paredes son rojas como la fuerza del deseo y en su lenguaje simbólico reside la gama hermosa de sus enseñanzas, que son las que entrañan los solsticios. Todo él marginado por el azul infinito del cielo. Está proyectada de occidente a oriente y de norte a sur. Nuestros pasos guiados por la tolerancia y la fraternidad van en procura de la luz de oriente.

Así como el ciclo evolutivo de los solsticios, representan la vida y la muerte, así también la francmasonería al recibir al ser tosco e impuro para transformarlo en personalidad con realizaciones que logren una constante perfección, identifica simbólicamente los solsticios que encierran grandes enseñanzas morales, son sus finalidades y principios.

Cuando nosotros vivimos una de las noches más breves del año, los hermanos del hemisferio norte viven la más larga. Cuando nosotros celebramos el solsticio de verano, ellos celebran el de invierno; cuando nosotros vivimos una Navidad temperada y asoleada, ellos no la conciben sino con nieve y fría. Ninguna de estas diferencias es motivo de conflictos entre hermanos y pueblos. Pues hay tolerancia y además nos indica la universalidad de nuestra Augusta Orden.

Este acontecimiento que nos reúne, llámese fiesta de San Juan o solsticio; simboliza el feliz día en que cada uno de nuestro Hermanos que pertenece a cualquiera de las comunidades religiosas que se disputan el mundo de los creyentes, pueden adorar y reconocer a sus particulares divinidades; también, como aquellos que no comulgan en ninguna religión, pueden ver una manifestación de la sustancia universal y las leyes que rigen nuestro sistemas planetario. Todos se reúnen entre la escuadra y el compás para recordar estas festividades.

Queridos Hermanos, que esta sublime noche solsticiana lleve a nuestros espíritus la claridad suficiente para examinar el camino recorrido en nuestra Augusta Orden y en la vida profana. Que nos haga ser más virtuosos, tolerantes y fraternos. Enlacemos nuestras manos deseando un futuro mejor para la humanidad y en la que nuestros postulados sean realidad. Aprovechemos el calor del astro rey para recomenzar con más brío nuestra incesante búsqueda de la verdad.

Todo Caballero debe saber y practicar las VII Virtudes:
Fe, Esperanza, Caridad, Justicia, Prudencia, Fortaleza y Templanza.

+La primera porque sin Fe el Caballero no puede saber ni entender las cosas invisibles.
+La segunda porque en la Esperanza está el Poder de Dios, no en la fuerza, ni en las armas del Caballero.
+La tercera porque sin la Caridad, que es el Amor, el Caballero será cruel y no tendrá piedad ni misericordia. Y ningún Caballero sin ella podrá soportar la carga que debe llevar un corazón noble.
+La cuarta porque sin Justicia un Caballero es injurioso y ofendedor, por lo que destruye a sí mismo.
+La quinta Porque sin Prudencia el Caballero caerá en los daños corporales y espirituales y no tendrá razón, ni entendimiento, ni voluntad para mantener el honor de la caballería.
+La sexta porque sin la Fortaleza el Caballero caerá en la Soberbia, la Ira, la Codicia, la Gula, la Envidia y la Lujuria, porque todas ellas le engendrarán flaquezas en el corazón y no le harán digno de ser amado. La fuerza corporal no es nada sin Humildad, ni Caridad y la Ira entumece el entendimiento, perturba el espíritu y echa de sí a la iluminación.
+La séptima porque sin Templanza no tendrá medida en comer, beber, hablar, vestir y porque sin esta Virtud no se honra a la Caballería

La práctica de todas ellas conducirán al Conocimiento y a la Sabiduría porque proceden de Dios.

domingo, 25 de junio de 2006

LEONARDO DA VINCI: EL INICIADO QUE QUISO VOLAR

.. Tras un repaso de sus geniales inventos, y sorprendentes conocimientos, el autor se pregunta si es posible que Leonardo da Vinci tuviera contacto con seres extraterrestres.

PETER FIEBAG

Alemania

Desde que el hombre de nuestro tiempo contempla los mitos y las leyendas de los pueblos y de las civilizaciones de la antigüedad bajo una nueva perspectiva, la perspectiva que ofrece la época de los vuelos espaciales, es capaz de desentrañar también los secretos que aquellos encierran.

Como ya sabemos, los dioses eran visitantes procedentes del espacio exterior, cuyos contactos con nuestros antepasados quedaron reflejados precisamente en dichos antiguos testimonios. De esta forma, en la actualidad estamos en condiciones de seguir la huella de los dioses procedentes de las estrellas a lo largo de varios milenios. Sin embargo, desde hace ya algunos siglos falta prácticamente cualquier referencia a estos dioses de las estrellas. En la historia de estos últimos dos milenios, sus huellas resultan difíciles de establecer. Mas, de repente y sin solución de continuidad, la huella reaparece de entre las tinieblas de la historia; los indicios se centran y condensan en torno a una única persona: Leonardo da Vinci.

Este italiano, nacido en 1452, debe su fama ante todo a sus grandiosas pinturas, como la Mona Lisa y la Santa Cena. Sin embargo, lo que hace que resulte tan interesante para nosotros, es algo completamente distinto, pues Leonardo da Vinci fue, ante todo, arquitecto e ingeniero. Y en este campo se había adelantado tanto a su época, que incluso llega a parecer imposible.

Hace muy poco se redescubrió casi por casualidad una genial obra maestra suya: ¡una bicicleta! Una bicicleta, en la que, por primera vez en la historia, se presupone que el hombre es capaz de trasladarse montado sobre dos ruedas; una bicicleta con pedales, con piñón y cadena. Con ello, y ya en el siglo XV, Leonardo da Vinci había saltado por encima de los estadios intermedios de la dreysina y del velocípedo de rueda alta.

El genio más universal

Se saltó igualmente siglos enteros al inventar eslabones de cadena semejantes a los de las motocicletas y un vehículo impulsado por dos grupos de resortes. Mientras uno de los resortes trabajaba, el otro se enrollaba, de tal modo que rendían de forma continuada y alternante. ¡El primer automóvil de la historia!

En otro de sus experimentos, Leonardo da Vinci se adelantó en 300 años a su época. Dibujó un émbolo que, movido por vapor, se movía en un cilindro. Se trataba de la primera máquina a vapor, mucho antes de que la inventara James Watt.

“Leonardo da Vinci fue el genio más universal del Renacimiento y, quizás, de todos los tiempos…Investigaba profundidades inexploradas hasta entonces, pintaba la sonrisa que confunde, que rodea los enigmas de la existencia humana…, que parece rozar los secretos situados más allá de lo terrenal. Así, a los ojos de sus coetáneos fue una especie de mago, y a los hombres de generaciones posteriores les pareció una especie de Fausto italiano”, como llegó a decir uno de sus biógrafos. ¿Es posible que este hombre estuviera bajo la influencia de poderes que no procedían de su época y de nuestro mundo, poderes que reaparecen una y otra vez en la historia de la humanidad? ¿O acaso pertenecía él mismo a estos poderes?

Lo cierto es que ya en el siglo XV, época de transición entre la Edad Media y el Renacimiento, siglo de la caza de brujas, siglo que concluyó con el descubrimiento del Nuevo Mundo, este genio universal lanzó unas ideas que fueron y todavía siguen siendo de capital importancia para la humanidad.

Sus inventos forman legión: comenzando por su máquina de picado de limas, que oficialmente no fue inventada hasta 200 años más tarde, pasando por máquinas con manivelas y ruedas dentadas, por la primera producción masiva, la mecanización del telar, las máquinas con ejes y discos de levas y trinquetes de parada automáticos, hasta la primera rueda volante de la historia de la técnica, su bomba centrífuga y su tren de laminado, las primeras correas de transmisión y gigantescas grúas y modernos tornos de hilar y prensas automáticas de imprenta, poleas, tornos, dragas y sierras revolucionarias. De entre sus esbozos también podemos encontrar un “carro de combate inexpugnable, que armado de sus cañones puede atravesar las líneas enemigas”. Esta descripción nos hace pensar automáticamente en un tanque. De hecho, en 1485 Leonardo da Vinci desarrolló un vehículo cerrado, propulsado por medio de manivelas, y provisto de tres hileras de retrocarga, de modo que era posible disparar casi ininterrumpidamente desde el vehículo. Entre sus inventos de carácter militar se encuentran también fusiles de cartuchos, granadas de mano y obuses disparados por vapor. Incluso describe bombas de gas, y un medio para evitar sus efectos: ¡una máscara antigas!

Lo que este hombre hizo no parece natural. ¿De dónde obtuvo sus inmensos conocimientos?

En el llamado “Codex Atlanticus” encontramos la siguiente nota sorprendente: “Sobre cómo muchas personas pueden mantenerse bastante tiempo bajo agua. Sobre cómo y por qué no describo aquí mi propio método de mantenerme mucho tiempo bajo agua y no comer. Y no lo publico ni lo doy a conocer, debido a la maldad de la naturaleza del hombre, que en caso de conocerlo, comenzaría a matar en el fondo marino…”

Se trataba, por lo tanto, de un submarino en pleno siglo XV, una nave de la que incluso Julio Verne sólo podía soñar. A pesar de todo, Leonardo da Vinci legó a la posteridad un instrumento para respirar bajo el agua, unos zapatos para caminar sobre el agua, zapatos de buceador, así como un aro flotador.

Otra de sus hojas de esbozos muestra una escena en la que, en torno a una tabla hincada en el agua, el líquido se mueve en remolinos. Aunque durante mucho tiempo fue considerado un dibujo decorativo, hoy en día sabemos de qué se trata realmente. Porque, si con una cámara fotográfica moderna seguimos el movimiento del agua, obtenemos el mismo dibujo, el mismo movimiento de la corriente de agua. Ahora bien, ¿cómo es posible que Leonardo da Vinci fuera capaz de dibujar con tal exactitud el movimiento del agua, movimiento que no volvió a plasmarse hasta la introducción de la fotografía?

Y, uno tras otro, siguieron inventos fantásticos. Dado que la ciudad de Milán fue repetidamente víctima de epidemias de peste, planeó derribar la ciudad y volver a construirla de nueva planta, concretamente a dos niveles de circulación. Sus planos eran modernísimos, adelantándose en varios siglos a los urbanistas: el nivel superior quedaba reservado a los peatones, el inferior a los vehículos y los caballos. Y la ciudad quedó perfeccionada por medio de canales subterráneos. También en el campo de la biología y de la anatomía logró grandes avances. Generaciones enteras de científicos han ido orientándose durante siglos en sus trabajos en estos campos (fue el primero en reconocer, por ejemplo, la función de los elementos del ventrículo derecho).

Sin estudios superiores

A la vista de todos estos logros, hay que tener en cuenta también la educación recibida por Leonardo da Vinci. Había crecido en el campo, donde sólo se le instruyó en la lectura, la escritura y las cuatro reglas. Nada que le preparara para sus trabajos científicos. Leonardo jamás estudió en una escuela superior ni, mucho menos, una universidad.

Pero, a pesar de ello, fue superior a todos sus contemporáneos, e igualmente a los científicos de los siglos posteriores. Luchó en amplio frente contra la incomprensión de su tiempo y dejó constancia de unos conocimientos que, si hubiera sido comprendido a tiempo, habría acercado el Renacimiento a pasos gigantescos a nuestro siglo actual. Conservamos una serie de estudios suyos del año 1508, referidos preferentemente a temas de geología, cartografía, botánica y atmósfera. Se interesaba ante todo por la cuestión de la existencia de moluscos en las montañas, a muchas millas tierra adentro. En su opinión, aquellas zonas habían sido antiguamente mares, que habían dejado atrás diversas capas geológicas. Una opinión en manifiesta oposición a la doctrina de la Iglesia, que adscribía dicho fenómeno al Diluvio Universal.

¿Quién fue ese Leonardo da Vinci? ¿De dónde sacó sus conocimientos? Anticipando ya a Newton, había escrito: “Todo punto de masa inalterado se mueve de forma uniforme y en línea recta. Nada puede moverse por sí mismo, pues el movimiento es producido por otra cosa. Esta otra cosa es la fuerza”. La ley de la inercia mucho antes de Newton. Otras leyes físicas todavía hoy vigentes fueron descritas por él. Un físico moderno formularía su ley de la óptica más o menos de esta forma: “El ángulo de incidencia siempre es igual al ángulo de reflexión” (en el reflejo).

Leonardo inventó también el fotómetro para el cálculo de la luminosidad (redescubierto 300 años después por B. Rumford), descubrió la refracción de la luz, y experimentó en la “cámara oscura”.

¿Fue un contactado? ¿Es posible que Leonardo da Vinci tuviera contacto con los extraterrestres, con poderes que influyeron en él, que dirigieron sus estudios y que, como antaño sucediera con los profetas bíblicos, a través de él confirieron nuevos conocimientos a la humanidad?

A lo largo de su vida, y esto lo debemos tener muy en cuenta, Leonardo quiso ser capaz de volar. Sus estudios sobre los movimientos de vuelo de las aves han tenido ya entrada en la historia, pues llegó a dibujar este movimiento como ya no pudo hacerse hasta la invención de la cámara lenta. Leonardo da Vinci experimentó con globos de delgado papel encerado, a los que llenó de aire e hizo volar en homenaje al Papa León X.

Inventó sistemas de propulsión provistos de alas, que tenía la intención de poner en funcionamiento con brazos y pies, con pedales y manivelas. Redactó las leyes del despegue contra el viento, conocía las causas de la entrada en barrena y las volteretas, y llegó a construir maquetas que explicitaran el vuelo planeado. Sus estudios se parecían enormemente a un actual planeador sin motor.

Otro invento suyo es motivo de asombro para los técnicos de nuestros días: una hélice que funciona según el principio del helicóptero y que, puesta a prueba, incluso fue capaz de superar la fuerza de gravedad. También ha demostrado funcionar realmente su paracaídas en forma de pirámide.

En Leonardo da Vinci has algo que sale de lo lógico. Entre sus diarios encontramos una sorprendente anotación, la única que hace referencia a su niñez: entre sus primeros recuerdos, cuando “todavía estaba en la cuna”, se le apareció un punto negro que se fue haciendo cada vez más grande y se acercaba a él. Se trataba de una gigantesca ave que, con las alas extendidas, planeaba sobre él y le ocultaba el Sol. Esta ave le abrió la boca con la cola, con la cual le golpeó repetidamente entre los labios. Esta vivencia desencadenó en Leonardo da Vinci una verdadera obsesión de llegar a poder volar, y tenía la inquebrantable convicción de que lo lograría. Ahora bien, ¿qué era aquel ave? En antiguas leyendas y tradiciones, e incluso en la Biblia, aparecen motivos muy parecidos, historias en las que los extraterrestres transmiten su saber a los humanos. Parece ser que sueño de Leonardo se hizo realidad: “Se alzará al vuelo el enorme pájaro del dorso del gigantesco cisne, llenando de asombro el universo y de fama todos los escritos. ¡Eterno esplendor al lugar que le dio a luz!”. El entendido sabe a qué hacía referencia Leonardo con estas palabras. En las proximidades de la ciudad de Fiesole, en la Toscana, se alza una colina desnuda de unos 400 metros de altitud, denominada “El dorso del cisne”. ¿Fue allí desde donde el gran Leonardo llevó a cabo su vuelo?

Sorprendentemente, todavía hoy en día se relaciona el “Dorso del cisne” con una leyenda según la cual se alzó desde allí un enorme pájaro, hasta alturas cada vez mayores, desapareciendo por fin, como si el cielo azul de la Toscana lo hubiera tragado.

En “Geschichte der Technik” (Historia de la Técnica), leemos al respecto: “Sus diarios, donde por regla general anota incluso las observaciones mas triviales, guardan silencio, y nunca más encontramos en las anotaciones otra referencia al vuelo. ¿Cayó a tierra? ¿Acaso no llegó a efectuarse el vuelo? ¿O bien lo logró?”

Así parece. Uno de los más sorprendentes descubrimientos de los esbozos de Leonardo lo constituye un cohete. Un cohete que puede explicar muchas cosas.

“El Sol es un cuerpo ígneo que se mueve en torno a su propio eje, y dado que posee todas sus cualidades por sí mismo, es capaz de regenerar también su fuerza.” ¿De dónde sacó Leonardo tales conocimientos? Porque también dijo: “Un peso cae por el camino más directo en dirección al centro de la Tierra.” ¿Cómo sabía que nuestro planeta posee un centro? ¿De dónde sacó el conocimiento que dicho aserto lleva implícito, es decir, que la Tierra es redonda? ¿La había contemplado desde el espacio exterior?

Recordemos nuestros astronautas y las sondas espaciales lanzadas hacia la Luna y los planetas de nuestro sistema solar, y comparemos las informaciones que nos transmiten con las palabras de Leonardo: “Las estrellas alejadas aparecen pequeñas a la vista, pero sin embargo son más grandes que nuestra Tierra. Recuerda cómo aparecería un astro del tamaño de nuestro mundo situado muy lejos, y luego imagínate qué cantidad de astros se extienden en todas direcciones en el espacio oscuro.” Y también dijo: “La Tierra es un astro, tal como la Luna. Para quien la contempla desde lejos, luce como una estrella.”

Pero Leonardo todavía nos plantea otro enigma cuando escribe:”Léeme, lector, si mi lectura te agrada. Porque en contadas ocasiones retorno a este mundo.”

Un enigma que ahora ha quedado desvelado.

Leonardo da Vinci, este genio universal – ya se le considere como pintor o mago, biólogo o escultor, ingeniero o geólogo, alquimista o arquitecto, filósofo o físico, cartógrafo, inventor, anatónomo, astrónomo, elegido o astronauta - ¿quiso retornar al origen de su creación y su saber, de su voluntad y de su pensamiento?

No sabemos si logró alcanzar el objetivo de su vida. Resignado en parte, escribió estas palabras, que con mayor claridad que nunca remiten a su procedencia: “Quien está ligado a una estrella, no puede volver atrás.” ¿Regresar de la Tierra? ¿Hacia dónde…?

EL AUTOR estudió filología, economía y ciencias de la comunicación en la Universidad de Guttingen (Alemania). Ha publicado gran número de artículos y varios libros en el campo de los antiguos astronautas.

sábado, 24 de junio de 2006

Un cuadro alegórico

Non mi legga chi non e matematico

(No me lea quien no sea matemático)

Leonardo da Vinci

Un cuadro alegórico

Leonardo da Vinci, el hombre renacentista, inventor, pintor, músico, etc., estimaba mucho las matemáticas. Da Vinci halla en ellas el rigor necesario para convertir una observación en una ley universal.

Da Vinci (se pronuncia "vinchi") es posiblemente el inventor de un método de distorsión de la imagen basado en una particular perspectiva. Esta distorsión se conoce como anamorfismo.

El anamorfismo se puso rápidamente de moda. Permite a un pintor ocultar una figura en el cuadro, de forma que sólo sea reconocible su forma mirando la imagen desde un ángulo particular o con ayuda de espejos curvos o lentes.

En la obra Los embajadores (pulsa sobre la imagen para ampliarla: , Hans Holbein "el joven" (1497-1543) representa una escena cargada de símbolos. Además, utiliza el anamorfismo para ocultar la imagen que da un nuevo sentido al cuadro.

Aparentemente, se trata de una exposición de los poderes terrenales. Un embajador representa el poder político. El otro, el poder de la Iglesia (también político, claro).

Detrás, una variedad de objetos representa el poder del conocimiento de las ciencias y las letras (las siete artes liberales están simbolizadas en el cuadro).

Aquí se puede ver como la escuadra y el compás (matemáticas) casi tocan al laúd y la partitura (música).

Sin embargo, la imagen oculta en la parte inferior del cuadro representa...

Pregunta: ¿Qué causa emoción?

Respuesta: El reconocimiento.

... la vanidad humana: todo ese poder es temporal. Al final, se encuentra la muerte (representada por la calavera).

Recordemos que en esta época el conocimiento estaba generalmente reservado a unos pocos, justo aquellos que tenían poder: los nobles, los ricos y los eclesiásticos. Es de ellos de los que se ríe Hans Holbein (se pronuncia “jolbain”) en su cuadro, no del conocimiento mismo.