domingo, 25 de junio de 2006

LEONARDO DA VINCI: EL INICIADO QUE QUISO VOLAR

.. Tras un repaso de sus geniales inventos, y sorprendentes conocimientos, el autor se pregunta si es posible que Leonardo da Vinci tuviera contacto con seres extraterrestres.

PETER FIEBAG

Alemania

Desde que el hombre de nuestro tiempo contempla los mitos y las leyendas de los pueblos y de las civilizaciones de la antigüedad bajo una nueva perspectiva, la perspectiva que ofrece la época de los vuelos espaciales, es capaz de desentrañar también los secretos que aquellos encierran.

Como ya sabemos, los dioses eran visitantes procedentes del espacio exterior, cuyos contactos con nuestros antepasados quedaron reflejados precisamente en dichos antiguos testimonios. De esta forma, en la actualidad estamos en condiciones de seguir la huella de los dioses procedentes de las estrellas a lo largo de varios milenios. Sin embargo, desde hace ya algunos siglos falta prácticamente cualquier referencia a estos dioses de las estrellas. En la historia de estos últimos dos milenios, sus huellas resultan difíciles de establecer. Mas, de repente y sin solución de continuidad, la huella reaparece de entre las tinieblas de la historia; los indicios se centran y condensan en torno a una única persona: Leonardo da Vinci.

Este italiano, nacido en 1452, debe su fama ante todo a sus grandiosas pinturas, como la Mona Lisa y la Santa Cena. Sin embargo, lo que hace que resulte tan interesante para nosotros, es algo completamente distinto, pues Leonardo da Vinci fue, ante todo, arquitecto e ingeniero. Y en este campo se había adelantado tanto a su época, que incluso llega a parecer imposible.

Hace muy poco se redescubrió casi por casualidad una genial obra maestra suya: ¡una bicicleta! Una bicicleta, en la que, por primera vez en la historia, se presupone que el hombre es capaz de trasladarse montado sobre dos ruedas; una bicicleta con pedales, con piñón y cadena. Con ello, y ya en el siglo XV, Leonardo da Vinci había saltado por encima de los estadios intermedios de la dreysina y del velocípedo de rueda alta.

El genio más universal

Se saltó igualmente siglos enteros al inventar eslabones de cadena semejantes a los de las motocicletas y un vehículo impulsado por dos grupos de resortes. Mientras uno de los resortes trabajaba, el otro se enrollaba, de tal modo que rendían de forma continuada y alternante. ¡El primer automóvil de la historia!

En otro de sus experimentos, Leonardo da Vinci se adelantó en 300 años a su época. Dibujó un émbolo que, movido por vapor, se movía en un cilindro. Se trataba de la primera máquina a vapor, mucho antes de que la inventara James Watt.

“Leonardo da Vinci fue el genio más universal del Renacimiento y, quizás, de todos los tiempos…Investigaba profundidades inexploradas hasta entonces, pintaba la sonrisa que confunde, que rodea los enigmas de la existencia humana…, que parece rozar los secretos situados más allá de lo terrenal. Así, a los ojos de sus coetáneos fue una especie de mago, y a los hombres de generaciones posteriores les pareció una especie de Fausto italiano”, como llegó a decir uno de sus biógrafos. ¿Es posible que este hombre estuviera bajo la influencia de poderes que no procedían de su época y de nuestro mundo, poderes que reaparecen una y otra vez en la historia de la humanidad? ¿O acaso pertenecía él mismo a estos poderes?

Lo cierto es que ya en el siglo XV, época de transición entre la Edad Media y el Renacimiento, siglo de la caza de brujas, siglo que concluyó con el descubrimiento del Nuevo Mundo, este genio universal lanzó unas ideas que fueron y todavía siguen siendo de capital importancia para la humanidad.

Sus inventos forman legión: comenzando por su máquina de picado de limas, que oficialmente no fue inventada hasta 200 años más tarde, pasando por máquinas con manivelas y ruedas dentadas, por la primera producción masiva, la mecanización del telar, las máquinas con ejes y discos de levas y trinquetes de parada automáticos, hasta la primera rueda volante de la historia de la técnica, su bomba centrífuga y su tren de laminado, las primeras correas de transmisión y gigantescas grúas y modernos tornos de hilar y prensas automáticas de imprenta, poleas, tornos, dragas y sierras revolucionarias. De entre sus esbozos también podemos encontrar un “carro de combate inexpugnable, que armado de sus cañones puede atravesar las líneas enemigas”. Esta descripción nos hace pensar automáticamente en un tanque. De hecho, en 1485 Leonardo da Vinci desarrolló un vehículo cerrado, propulsado por medio de manivelas, y provisto de tres hileras de retrocarga, de modo que era posible disparar casi ininterrumpidamente desde el vehículo. Entre sus inventos de carácter militar se encuentran también fusiles de cartuchos, granadas de mano y obuses disparados por vapor. Incluso describe bombas de gas, y un medio para evitar sus efectos: ¡una máscara antigas!

Lo que este hombre hizo no parece natural. ¿De dónde obtuvo sus inmensos conocimientos?

En el llamado “Codex Atlanticus” encontramos la siguiente nota sorprendente: “Sobre cómo muchas personas pueden mantenerse bastante tiempo bajo agua. Sobre cómo y por qué no describo aquí mi propio método de mantenerme mucho tiempo bajo agua y no comer. Y no lo publico ni lo doy a conocer, debido a la maldad de la naturaleza del hombre, que en caso de conocerlo, comenzaría a matar en el fondo marino…”

Se trataba, por lo tanto, de un submarino en pleno siglo XV, una nave de la que incluso Julio Verne sólo podía soñar. A pesar de todo, Leonardo da Vinci legó a la posteridad un instrumento para respirar bajo el agua, unos zapatos para caminar sobre el agua, zapatos de buceador, así como un aro flotador.

Otra de sus hojas de esbozos muestra una escena en la que, en torno a una tabla hincada en el agua, el líquido se mueve en remolinos. Aunque durante mucho tiempo fue considerado un dibujo decorativo, hoy en día sabemos de qué se trata realmente. Porque, si con una cámara fotográfica moderna seguimos el movimiento del agua, obtenemos el mismo dibujo, el mismo movimiento de la corriente de agua. Ahora bien, ¿cómo es posible que Leonardo da Vinci fuera capaz de dibujar con tal exactitud el movimiento del agua, movimiento que no volvió a plasmarse hasta la introducción de la fotografía?

Y, uno tras otro, siguieron inventos fantásticos. Dado que la ciudad de Milán fue repetidamente víctima de epidemias de peste, planeó derribar la ciudad y volver a construirla de nueva planta, concretamente a dos niveles de circulación. Sus planos eran modernísimos, adelantándose en varios siglos a los urbanistas: el nivel superior quedaba reservado a los peatones, el inferior a los vehículos y los caballos. Y la ciudad quedó perfeccionada por medio de canales subterráneos. También en el campo de la biología y de la anatomía logró grandes avances. Generaciones enteras de científicos han ido orientándose durante siglos en sus trabajos en estos campos (fue el primero en reconocer, por ejemplo, la función de los elementos del ventrículo derecho).

Sin estudios superiores

A la vista de todos estos logros, hay que tener en cuenta también la educación recibida por Leonardo da Vinci. Había crecido en el campo, donde sólo se le instruyó en la lectura, la escritura y las cuatro reglas. Nada que le preparara para sus trabajos científicos. Leonardo jamás estudió en una escuela superior ni, mucho menos, una universidad.

Pero, a pesar de ello, fue superior a todos sus contemporáneos, e igualmente a los científicos de los siglos posteriores. Luchó en amplio frente contra la incomprensión de su tiempo y dejó constancia de unos conocimientos que, si hubiera sido comprendido a tiempo, habría acercado el Renacimiento a pasos gigantescos a nuestro siglo actual. Conservamos una serie de estudios suyos del año 1508, referidos preferentemente a temas de geología, cartografía, botánica y atmósfera. Se interesaba ante todo por la cuestión de la existencia de moluscos en las montañas, a muchas millas tierra adentro. En su opinión, aquellas zonas habían sido antiguamente mares, que habían dejado atrás diversas capas geológicas. Una opinión en manifiesta oposición a la doctrina de la Iglesia, que adscribía dicho fenómeno al Diluvio Universal.

¿Quién fue ese Leonardo da Vinci? ¿De dónde sacó sus conocimientos? Anticipando ya a Newton, había escrito: “Todo punto de masa inalterado se mueve de forma uniforme y en línea recta. Nada puede moverse por sí mismo, pues el movimiento es producido por otra cosa. Esta otra cosa es la fuerza”. La ley de la inercia mucho antes de Newton. Otras leyes físicas todavía hoy vigentes fueron descritas por él. Un físico moderno formularía su ley de la óptica más o menos de esta forma: “El ángulo de incidencia siempre es igual al ángulo de reflexión” (en el reflejo).

Leonardo inventó también el fotómetro para el cálculo de la luminosidad (redescubierto 300 años después por B. Rumford), descubrió la refracción de la luz, y experimentó en la “cámara oscura”.

¿Fue un contactado? ¿Es posible que Leonardo da Vinci tuviera contacto con los extraterrestres, con poderes que influyeron en él, que dirigieron sus estudios y que, como antaño sucediera con los profetas bíblicos, a través de él confirieron nuevos conocimientos a la humanidad?

A lo largo de su vida, y esto lo debemos tener muy en cuenta, Leonardo quiso ser capaz de volar. Sus estudios sobre los movimientos de vuelo de las aves han tenido ya entrada en la historia, pues llegó a dibujar este movimiento como ya no pudo hacerse hasta la invención de la cámara lenta. Leonardo da Vinci experimentó con globos de delgado papel encerado, a los que llenó de aire e hizo volar en homenaje al Papa León X.

Inventó sistemas de propulsión provistos de alas, que tenía la intención de poner en funcionamiento con brazos y pies, con pedales y manivelas. Redactó las leyes del despegue contra el viento, conocía las causas de la entrada en barrena y las volteretas, y llegó a construir maquetas que explicitaran el vuelo planeado. Sus estudios se parecían enormemente a un actual planeador sin motor.

Otro invento suyo es motivo de asombro para los técnicos de nuestros días: una hélice que funciona según el principio del helicóptero y que, puesta a prueba, incluso fue capaz de superar la fuerza de gravedad. También ha demostrado funcionar realmente su paracaídas en forma de pirámide.

En Leonardo da Vinci has algo que sale de lo lógico. Entre sus diarios encontramos una sorprendente anotación, la única que hace referencia a su niñez: entre sus primeros recuerdos, cuando “todavía estaba en la cuna”, se le apareció un punto negro que se fue haciendo cada vez más grande y se acercaba a él. Se trataba de una gigantesca ave que, con las alas extendidas, planeaba sobre él y le ocultaba el Sol. Esta ave le abrió la boca con la cola, con la cual le golpeó repetidamente entre los labios. Esta vivencia desencadenó en Leonardo da Vinci una verdadera obsesión de llegar a poder volar, y tenía la inquebrantable convicción de que lo lograría. Ahora bien, ¿qué era aquel ave? En antiguas leyendas y tradiciones, e incluso en la Biblia, aparecen motivos muy parecidos, historias en las que los extraterrestres transmiten su saber a los humanos. Parece ser que sueño de Leonardo se hizo realidad: “Se alzará al vuelo el enorme pájaro del dorso del gigantesco cisne, llenando de asombro el universo y de fama todos los escritos. ¡Eterno esplendor al lugar que le dio a luz!”. El entendido sabe a qué hacía referencia Leonardo con estas palabras. En las proximidades de la ciudad de Fiesole, en la Toscana, se alza una colina desnuda de unos 400 metros de altitud, denominada “El dorso del cisne”. ¿Fue allí desde donde el gran Leonardo llevó a cabo su vuelo?

Sorprendentemente, todavía hoy en día se relaciona el “Dorso del cisne” con una leyenda según la cual se alzó desde allí un enorme pájaro, hasta alturas cada vez mayores, desapareciendo por fin, como si el cielo azul de la Toscana lo hubiera tragado.

En “Geschichte der Technik” (Historia de la Técnica), leemos al respecto: “Sus diarios, donde por regla general anota incluso las observaciones mas triviales, guardan silencio, y nunca más encontramos en las anotaciones otra referencia al vuelo. ¿Cayó a tierra? ¿Acaso no llegó a efectuarse el vuelo? ¿O bien lo logró?”

Así parece. Uno de los más sorprendentes descubrimientos de los esbozos de Leonardo lo constituye un cohete. Un cohete que puede explicar muchas cosas.

“El Sol es un cuerpo ígneo que se mueve en torno a su propio eje, y dado que posee todas sus cualidades por sí mismo, es capaz de regenerar también su fuerza.” ¿De dónde sacó Leonardo tales conocimientos? Porque también dijo: “Un peso cae por el camino más directo en dirección al centro de la Tierra.” ¿Cómo sabía que nuestro planeta posee un centro? ¿De dónde sacó el conocimiento que dicho aserto lleva implícito, es decir, que la Tierra es redonda? ¿La había contemplado desde el espacio exterior?

Recordemos nuestros astronautas y las sondas espaciales lanzadas hacia la Luna y los planetas de nuestro sistema solar, y comparemos las informaciones que nos transmiten con las palabras de Leonardo: “Las estrellas alejadas aparecen pequeñas a la vista, pero sin embargo son más grandes que nuestra Tierra. Recuerda cómo aparecería un astro del tamaño de nuestro mundo situado muy lejos, y luego imagínate qué cantidad de astros se extienden en todas direcciones en el espacio oscuro.” Y también dijo: “La Tierra es un astro, tal como la Luna. Para quien la contempla desde lejos, luce como una estrella.”

Pero Leonardo todavía nos plantea otro enigma cuando escribe:”Léeme, lector, si mi lectura te agrada. Porque en contadas ocasiones retorno a este mundo.”

Un enigma que ahora ha quedado desvelado.

Leonardo da Vinci, este genio universal – ya se le considere como pintor o mago, biólogo o escultor, ingeniero o geólogo, alquimista o arquitecto, filósofo o físico, cartógrafo, inventor, anatónomo, astrónomo, elegido o astronauta - ¿quiso retornar al origen de su creación y su saber, de su voluntad y de su pensamiento?

No sabemos si logró alcanzar el objetivo de su vida. Resignado en parte, escribió estas palabras, que con mayor claridad que nunca remiten a su procedencia: “Quien está ligado a una estrella, no puede volver atrás.” ¿Regresar de la Tierra? ¿Hacia dónde…?

EL AUTOR estudió filología, economía y ciencias de la comunicación en la Universidad de Guttingen (Alemania). Ha publicado gran número de artículos y varios libros en el campo de los antiguos astronautas.

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