De la fuente: Rivista di Studi Tradizionali n. 53, Luglio - Dicembre 1980
Traducción: Bernardo Durante
Bruno Rovere
El Cuadro de Logia constituye en
Por su colocación central, y puesto que reproduce los principales símbolos que deberían decorar el Templo, el Cuadro de Logia es un símbolo del «centro» que, como apuntaba René Guénon refiriéndose a la «rueda cósmica» (2): «a pesar de eso ha de ser concebido como conteniendo "principialmente" a la rueda entera, y por este motivo Guillaume Poste! describe el centro del Edén (que es a la vez el “centro del mundo” y su imagen) como la "Rueda en medio de
Vista la importancia del Cuadro de Logia en
En la antigua Masonería operativa existían siete grados (4) y dos grandes Cuerpos:
I grado, o grado de los Aprendices (Apprentices), que, con el martillo, el cincel y la regla, desbastaban la piedra bruta. Transcurrido un lapso obligatorio de siete años en su condición de Aprendices, esto es desde los 14 hasta los 21 años, durante los cuales no podían contraer matrimonio ni tener relaciones con mujeres, pasaban al segundo grado con lo que alcanzaban el estado de Francmasones (free-masons).
II grado, o grado de los Compañeros (Fellows of the Craft), que, con los mismos instrumentos que los aprendices, a más de escuadra, nivel y plomada, escuadraban a la perfección la piedra bruta. Su nombre era Giblim (5).
III grado, o grado de los Super-Compañeros (Super-Fellows), o Compañeros de
IV grado, llamado Sitio del Templo, donde sin emplear instrumentos metálicos, se disponían y erigían, según el orden establecido por las marcas, las piedras provenientes del grado anterior. En este grado se procedía, pues, a la construcción del Templo.
V grado, o grado de los Superintendentes de los Trabajos, cuyo nombre hebreo era Menatzchim (7), los que debían ocuparse de instruir y vigilar a los Aprendices y Compañeros de grado inferior.
VI grado, o grado de aquellos que habían superado el examen de Maestro (Passed-Masters), y cuyo nombre hebreo era Harodim (8). Estos no podían superar el número de quince.
VII grado, constituido por tres Maestros Masones en funciones, que respectivamente representaban al Rey Salomón, a Hiram, Rey de Tiro, y a Hiram-Abif, el Arquitecto.
En una Logia operativa, según lo que refiere Clement Stretton, los trabajos se desarrollaban al mismo tiempo en los siete grados, motivo por el cual era necesario disponer de siete cámaras, una para cada grado; con arreglo a un esquema que el mismo delineara, esas cámaras o «Logias» se hallaban distribuidas en dos construcciones oblongas y paralelas, orientadas según el eje Este-Oeste, cada una de las cuales comprendía tres piezas: en la primera construcción, a la que se accedía por Oriente, se hallaban dispuestas sucesivamente las cámaras de primero, segundo y tercer grado, separadas unas de otras por una doble puerta; en la segunda construcción, ubicada al norte de la primera, se encontraban las cámaras de quinto, sexto y séptimo grado, con una doble puerta entre las dos primeras y una plegadiza entre las dos últimas, de modo que en éstas los trabajos podían llevarse a cabo a puertas abiertas.
Esta segunda construcción, además de la puerta principal de Oriente, disponía de otro acceso a Occidente, para uso exclusivo de los tres Grandes Maestros. Por último, en el Noroeste de dichas construcciones, se situaba
Por otra parte, en el centro del Sitio del Templo, debajo del piso había una cámara subterránea, donde podían acceder únicamente quienes habían obtenido el grado de Maestro (VI y VII), y en la que se custodiaban adentro de una columna cuadrangular los planos del Templo y el «Centro». Por el centro de la bóveda de esta cámara subterránea y proveniente del techo del Templo descendía una plomada azul, que colgaba al centro de una esvástica (9); en esta cámara, finalmente, a la cual se ajusta muy bien la denominación de «Cámara del Medio», tenía lugar la iniciación al séptimo grado.
Ahora bien, mientras que en
En
Pero hacia fines del siglo XVII los masones operativos se veían obligados cada vez con mayor frecuencia, por las variadas circunstancias de tiempo y lugar, a reunirse en hosterías, que disponían en lo alto de un salón suficientemente amplio. En tales condiciones, para poder mantener la constitución en siete cámaras de una Logia operativa, los locales que se hallaban en disposición eran subdivididos en siete compartimientos por cortinas de tela (11); por otra parte, en dichos locales no siempre se podía disponer de todos los enseres «masónicos» y modelos simbólicos necesarios, por lo que los elementos faltantes se trazaban con yeso o carbón en el suelo: en dicho trazado de los símbolos, con toda probabilidad prerrogativa exclusiva de los Maestros, que eran los únicos a quienes competía la realización del proyecto y por consiguiente el diseño (12), se puede reconocer quizá una de las fuentes de donde se originó el Cuadro de Logia.
Lo que no constituía sino una excepción para los operativos, se convirtió en cambio en la norma consuetudinaria para los especulativos, quienes al ser preferentemente masones «aceptados» y además «cismáticos» de cualquier modo no podían reunirse en Logias constituidas en la obra, ni mucho menos disponer con facilidad de las herramientas del oficio; y fue precisamente entre los especulativos, y en especial entre los «Modernos» donde tomó pié la costumbre de trazar una Logia simbólica en el piso del lugar donde se reunían (13).
Fue solo más adelante que se instauró la práctica de usar una Plancha de madera (board) colocada ya sea directamente sobre el piso o bien sobre un caballete o trípode, de allí la denominación de «trestle-board», donde cada vez se procedía a trazar, al inicio de los trabajos, el Cuadro de Logia; y posteriormente, hacia finales del siglo XVIII, se remplazó
Finalmente, en 1846, en Inglaterra, se llegó a unificar el diseño de los Cuadros de Logia a través de un «concurso», en el que se escogieron los que había presentado John Harris, que desde entonces se mantienen en uso en la mayor parte de las Logias anglosajonas.
Pero el mero hecho de poder determinar, cuando fuera posible, un origen histórico y por consiguiente humano en lo que toca al uso de un símbolo en particular, con todo no lleva a superar un punto de vista harto exterior: si entonces el Cuadro de Logia constituye en
Teniendo presente, además, las significativas discrepancias que se advierten no sólo en el ritual, sino también en los Cuadros de Logia de
Por lo que toca al depósito simbólico custodiado por el Cuadro de Logia se puede juzgar que todo el Cuadro, o en particular algunos de los símbolos allí representados, como
Asimismo se puede llegar a ver en la posición central que ocupa el Cuadro de Logia una correspondencia con la posición y la función central del «Sitio del Templo», que justamente se consideraba como un lugar sagrado; a más de esto puede reconocerse, en su carácter de diseño o símbolo gráfico, una correspondencia con los planos de construcción del Templo de Salomón, que en una Logia operativa se conservaban en la columna subterránea del «Sitio del Templo» y que al abrirse los trabajos recogía un Maestro (Passed Master) para luego disponerlos verosímilmente en el centro de la cámara de VI grado.
Esta última consideración, que se refiere quizá al «prototipo» más directo del Cuadro de Logia especulativo, nos lleva pues a examinar el problema del trazado del Cuadro.
Para captar la importancia que reviste este trazado puede ser de utilidad el siguiente paralelo: la lectura de un texto sagrado en principio surte ciertamente el mismo efecto ya sea que éste sea impreso o manuscrito, pero lo que se pierde en el caso del texto impreso es el efecto inherente a la transcripción del texto sagrado.
Análogamente, el uso de Cuadros de Logia impresos no obsta a la eficacia ritual de los mismos, pero lo que de esa manera se pierde es el significado simbólico y ritual propio de la acción y efecto de trazarlos. Esta última, que es una tarea de exclusiva incumbencia de los Maestros, constituye para el masón especulativo la única posibilidad que le ha quedado de «vivir» una de las principales funciones de los antiguos Maestros operativos, o sea, la de trazar los planos de la construcción; asimismo, siendo el Cuadro de Logia un símbolo del Cosmos, su trazado corresponde simbólicamente al propio proceso cosmogónico, lo que pone aun más de relieve su importancia.
1. En los siete grabados de Gabanon, datados de 1745 y reproducidos en el libro de G. H. Luquet
2.
3. Clement Stretton fue iniciado en una Logia operativa de Derbyshire, en el condado de Leicester, en 1866, cuando era estudiante de ingeniería, y obtuvo el VII grado en 1909; su correspondencia con John Yarker durante los años 1908 y 1909, y las cartas dirigidas a la redacción de la revista The Speculative Mason desde 1910 hasta 1915, fecha de su muerte, constituyen una rica fuente de información sobre los aspectos operativos y rituales de
4. Cf. René Guénon, Études sur
5. Cf. René Guénon, Simboli della Scienza sacra, cap. XLVIII, nota 4.
6. Cf. René Guénon, Études sur
7. Cf. René Guénon, Ibidem, tomo II, pág. 18.
8. Cf. René Guénon, Ibidem, tomo II, pág. 18.
9. Cf. René Guénon,
10. Cf. René Guénon, Études sur
11. Cf. los artículos aparecidos en el número de julio de 1948 de la revista The Speculative Mason, dedicados al Cuadro de Logia y reseñados por René Guénon en el número de enero-febrero de 1949 de la revista Études Tradítionnelles.
12. A este respecto puede observarse que la expresión «planche à tracer» es la traducción exacta de la inglesa «tracing board», la cual se aleja muy poco, por otra parte, de la expresión «drawing board», que designa un atributo característico del Maestro.
13. Según un antiguo ritual «especulativo», el candidato (sic) llevaba a cabo sobre este trazado una circulación simbólica, durante la cual se lo instruía del significado de los símbolos que encontraba (J. and B., 1762).
14. Cf. René Guénon, Études sur
15. Cf. René Guénon, Ibidem, tomo I, pág. 284, y tomo II, pág. 162.
16. Conforme a lo que refiere Clement Stretton, en la antigua Masonería operativa la escuadra y el compás pertenecían a dos «Cuerpos» muy distintos del oficio, así es que dado el caso que un masón de la «escuadra» fuera descubierto manejando un compás la condena prevista era la pena de muerte. Por otra parte, la introducción en
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